Wendy pone la taza en la mesa y su mirada se pierde en la nada, como si estuviera debatiendo algo delicado dentro de sí.
—He estado con un solo hombre en mi vida, dado que nunca llegué a tener relaciones con mis novios previos a Mateo. Mucho menos con un zolleb... —revela con voz temblorosa.
Liah sonríe juguetón.
—Tenemos lo mismo entre las piernas, así que no tienes por qué asustarte —suelta sin más—. La diferencia entre el mequetrefe de tu exnovio y yo es que te haré sentir placeres que él ni siquiera se imagina que existen.
Wendy, incrédula de lo que acaba de escuchar, se queda congelada y muda. Su corazón empieza a latir con fuerza y siente un escalofrío recorrerle todo el cuerpo. Se sonroja cuando su pelvis responde con varias contracciones, evidencia de lo mucho que las palabras de ese hombre la excitan.
—¡Qué fanfarrón! —exclama nerviosa, tras un largo rato de silencio—. Mejor me voy a dormir... —Se levanta con rapidez, queriendo huir de Liah y de lo que podría suceder si lo si