Ella corre lejos del rubio, quien la sigue y la ataca con el agua que sale de su palma. Pronto él la alcanza, pero en lugar de arremeterle con las gotas frías, la carga por la cintura y flota con ella en el aire.Las risas desaparecen y sus miradas se conectan de manera especial. Ella oculta el rostro en el pecho firme, pero un susurro en el oído la hace respingar.—Mira a tu alrededor... —le dice él con voz suave.Wendy no puede evitar tiritar cuando un escalofrío le recorre el cuerpo, debido al aliento cálido de Liah que le roza la piel de la oreja.La mulata obedece a su pedido y sus ojos se abren, maravillados, cuando nota que están a una altura desde donde pueden apreciar la ciudad mojada. Las luces hacen que las gotas de lluvia luzcan coloridas y le dan una apariencia fantástica al escenario nocturno.—¡Qué hermoso! —exclama fascinada, con el corazón latiéndole muy rápido.—Me alegra que te guste. —Esta vez él le habla sobre el cuello, lo que provoca que todo el cuerpo de la mul
Han transcurrido varios días desde que Vera se apareció en territorio humano. La tensión entre el rey de los zollebs y Wendy ha crecido de manera silenciosa, como si ambos guardaran sus pensamientos y sentimientos para sí mismos.Aquel día, Liah y Wendy se miran con complicidad cuando abordan un tren que los llevará a una región un poco apartada de donde ella vive. Tras media hora de haber empezado el viaje, ambos se encuentran sumidos en sus pensamientos.El rubio exhala un largo suspiro y saca un mapa de su mochila. Prefiere revisar los lugares donde buscarán a observar a la mulata de soslayo y preguntarse qué estará pensando, ya que, después de que ella intentase besarlo, la chica se ha mantenido distante y poco comunicativa con él.—¿Desea un café, joven? —inquiere una mujer rubia, vestida con un uniforme que lleva el logo de la estación. Es la tercera vez que una de las empleadas lo aborda con la misma sonrisa nerviosa y mirada coqueta.Wendy arruga el rostro, pero no dice nada y
Tras llegar a destino, toman un autobús que los conduce a un pueblo.—Debemos buscar un hotel donde pasar la noche, ya que no encontraremos un medio de transporte hasta la cabaña a esta hora —sugiere Liah mientras observa el cielo, donde el sol empieza a ponerse.Wendy se limita a asentir.La idea es levantarse temprano y tomar el primer transporte que los llevará a la zona rural. El pueblo es pequeño, por lo que cuentan con un único hotel sencillo donde la pareja puede refugiarse; sin embargo, solo les queda una habitación disponible.—¡No lo puedo creer! —exclama Wendy, nerviosa.—Corrimos con suerte, por lo menos encontramos un cuarto vacío —dice él, juguetón. Le divierte tanto verla ruborizada—. No sé por qué te preocupas, únicamente dormiremos en la misma habitación, nada más. No tienes que inquietarte, puesto que yo jamás te tocaría.Y esas son las palabras exactas para hacerla sentir miserable.—Oh... —musita, decepcionada y triste.Liah se enfoca en terminar el registro, no va
Es abrumadora la manera suave en que sus labios son atrapados y saboreados, no solo porque se siente delicioso al paladar y el cosquilleo es puro placer, sino también porque se percibe como un gesto apasionado y hambriento.Ella, con los ojos agrandados y el pulso acelerado, empieza a mover la boca a la par del rubio. Le parece fascinante que estas se acoplen tan bien.Una lamida a su labio inferior la hace respingar, pero se encuentra demasiado extasiada como para hacer algo diferente, más que corresponder con timidez a aquella invasión traviesa y sabrosa.Esperaba que él besara bien, pero jamás pensó que sería tan bueno.—Ummm... —se queja Liah, como si no quisiera ser despertado. Entonces rompe el contacto y se queda quieto, con la respiración calmada.—¿Qué? —Ella no puede creer que estuvo durmiendo todo el tiempo en que la besó—. Liah... —susurra bajito, pero él no responde.En definitiva, sí está dormido.Wendy siente la culpa recorrerla. Se acaba de aprovechar de él. ¿Cómo lo m
Wendy camina en medio del bosque, maravillada por la hermosura de aquel remoto lugar. Le encanta que es capaz de diferenciar el olor de la tierra, de la savia que les da los nutrientes a las plantas, de la clorofila que hermosea a las hojas, y hasta de la brisa fresca que le levanta el cabello oscuro.Entonces cae en cuenta...—¿Cómo es que tengo el olfato tan desarrollado de un momento a otro? —se pregunta, sorprendida.A medida que avanza, sus sentidos se agudizan y puede percibir hasta el movimiento de los insectos, sus sonidos, aromas y sensaciones. Nunca antes había tenido una experiencia similar, y no sabe si debe alegrarse o asustarse. ¿Acaso debería contarle aquello a Liah?Su interrogante es interrumpida por una avecilla que vuela a su alrededor como si la saludara. Entonces ella extiende la mano en su dirección. Para su sorpresa, el animalito se le coloca en el dedo índice y Wendy puede apreciar su belleza de cerca. Sus plumas son azul oscuro y brillantes, mientras que su cu
Liah se pasa un largo rato hablando con Vera en medio del bosque, mientras que Wendy debe conformarse con esperarlo en la cabaña y revisar los puntos geográficos donde enfocarán la búsqueda.Sus dedos se mueven inquietos sobre la pantalla táctil cuadrada, donde la mulata revisa los sitios a los que ellos se movilizarán.—¿Por qué se tardan tanto? ¿Qué estarán haciendo? —se pregunta mortificada—. Liah estaba tan deseoso en el río... —Wendy se muerde el labio inferior y no puede evitar sonrojarse.Rememora cuando él la besó con tanta hambre. También la imagen de la mirada lujuriosa de Liah, que brillaba de manera fiera, se repite en su mente para torturarla.Ella guarda la tableta y se pone de pie. Entonces camina en medio de la sala con nerviosismo.—De seguro se está quitando las ganas con ella. Después de todo, sus cuerpos están familiarizados de manera sexual. Esa mujer es muy hermosa y estoy segura de que debe estar seduciéndolo. —Wendy se detiene y se muerde la uña del dedo índice
Liah, quien está ceñido con vestimenta negra y de cuero, camina por las calles oscuras sin un atisbo de temor. En vez de mirar preocupado a los lados, debido a lo peligroso que luce aquel lugar, él se conduce con porte intimidante, como si fuera de él de quien se debiera huir.«Este lugar no cambia», piensa mientras hace una mueca despectiva.Los sollozos de una chica captan su atención, también las risas de unos tres hombres, si sus cálculos no son erróneos.—Demonios... —masculla con hastío. Pareciera una burla del destino, un juego macabro que evoca un recuerdo no deseado. Con pasos cautelosos, Liah camina en dirección a lo que parece ser un asalto, y se detiene cuando descubre una escena un poco similar a la que vivió en el pasado, con la diferencia de que la chica no ha sido ultrajada aún.—¡Vamos, perra! Demuestra que todas las mujeres como tú solo sirven para ser cogidas —se burla uno de los hombres que rodean a una joven mujer.Liah observa la escena a una distancia prudente,
La brisa fresca levanta las hebras doradas mientras el aroma a frutas se cuela en sus fosas nasales, entonces el niño pequeño ríe y sus ojos verdes brillan satisfechos.¡Lo ha encontrado!El chiquillo da un salto; se sostiene del tronco de un árbol blanco y sin ramas, o eso parece, a menos que estas estén tan cerca de las nubes que él no pueda verlas.Ante un árbol como ese, ¿quién es él? Podría comprarse a un pequeño insecto o un pajarillo que solo busca un fruto, ese que le dará la victoria por encima de sus hermanos.Dado que ese árbol bloquea las habilidades zollebs, es casi imposible poder escalarlo, porque también su textura es resbaladiza y la altura una locura.Él no debería estar allí, pero decidió colarse para obtener la atención de su padre, quien solo lo engendró, pero nunca se ha molestado siquiera en visitarlo.El pequeño Liah escala hasta la cima, donde las nubes cubren cuatro ramas carentes de hojas, pero con un fruto redondo en la punta de cada una. Él se apresura a c