Darian
—Allí —señalé hacia el matorral a nuestros pies, intentando desviar la atención del momento tenso en el que estábamos sumergidos, aunque mis brazos todavía se aferraban a él.Entendí por que los del pueblo se habían dado cuenta de las trampas, al parecer el cazador no había tenido tanto coraje para adentrarse.Ethan se soltó suavemente de mi agarre y se agachó para inspeccionar la trampa: un engranaje de alambres dentados hechos con plata, grabado con símbolos que brillaban bajo la luz filtrada de los árboles. Los símbolos eran simples pero letales: una espada atravesando una luna creciente, el sello de los Hijos de Cain.—¿Qué son esos dibujos? —preguntó, extendiendo una mano hacia el metal.—¡No toques! —gruñí, tirándolo hacia atrás con más fuerza de la necesaria. —. Es plata. Debilita a los licántropos, nos vuelven lentos... vulnerables. Ese símbolo en las trampas es de ellos, los Hijos de Cain.Ethan se enderezó,