Mundo ficciónIniciar sesiónTal como me lo había prometido Kael, empezó a entrenar conmigo, llevábamos 3 dias entrenando, cada mañana él se daba 2 horas para entrenarme, había empezado suave, pero al saber que estaba resistiendo bien, había decidido enseñarme cosas más intensas, como patadas y golpes.
Esta mañana el aire en las barracas olía a sudor, cuero y polvo levantado. El sonido de golpes resonaba en los sacos de arena, el choque de madera contra madera llenaba el ambiente, pero yo apenas lo escuchaba. Mi atención estaba clavada en él.
Kael.
Mi alfa, mi vida. De pie frente a mí, con el torso cubierto de sudor, sus músculos tensos mientras me mostraba cómo debía mover las pi







