Mundo ficciónIniciar sesiónKAELAN
Avanzamos en silencio, como sombras que se vuelven tierra y filo. El bosque nos tragaba y nos devolvía en ecos solo el roce de las botas y el latido pesado de King en mi pecho. A mi lado, Andrew y Davis eran columnas; no hacía falta decir nada. Sus miradas decían todo: disciplina, paciencia, hambre contenida.
Rhyd se movía en el flanco opuesto con Tom y Demian; su escuadrón cerraba el anillo sobre el campamento de Aris. Tom había traído a los lobos de Bosque Plateado, soldados fríos, precisos y la presencia de esos hombres cuadraba como piezas en una trampa que ya estaba a lista.Nos detuvimos a diez pasos del borde del claro. Las chozas, la paja, los fuegos encendidos: todo parecía ajeno al silencio que traíamos. Nadie esperaba nada: esa era la ventaja.
Rhyd me miró. La tensión en su mandíbula era idéntica a la mía. Ambos sab&iacut






