Mundo ficciónIniciar sesiónLAURENTH
Lyra estaba en la cama, con su osito de peluche entre las manos. Sus ojos brillaban como estrellas mientras me miraba, con esa mezcla de ternura y picardía que solo ella tiene. Cada noche, desde que supo del bebé, repetía la misma rutina.
—Buenas noches, hermanito o hermanita —susurró, y le besó mi vientre con delicadeza.
Yo sonreí, acariciándole el cabello.
—Mi cachorra, eres la hermana mayor más dulce del mundo.Kael se acercó y repitió el gesto, besando primero mi vientre y luego la frente de Lyra. Verlos juntos era un bálsamo que sanaba cualquier herida.
—Buenas noches, pequeña —le dijo Kael, y su voz baja llenó la habitación como un arrullo.
Lyra se acurrucó y cerró los ojos, aferrándose a su osito. Yo me quedé un momento observándola. Cuando me







