Amor que irradia felicidad.
MILA
El sol ya estaba en alto cuando abrí los ojos.
El pecho de Rhyd se alzaba y bajaba lentamente bajo mi mejilla, y por un instante no supe si lo que había vivido era un sueño o la realidad más perfecta que me había sido concedida.
Su calor, su respiración, su aroma… todo seguía ahí.
Y yo también seguía ahí, entre sus brazos, marcada por una madrugada que no iba a olvidar jamás.
Me moví despacio, besando su cuello antes de incorporarme. Rhyd abrió los ojos, esa mezcla de miel y fuego que me derretía el alma.
—Buenos días, mi alfa —susurré, con una sonrisa que no pude contener.
— Buenos días preciosa, ¿Cómo te sientes? ¿No fui muy brusco?
— Me siento perfecto Rhyd, fuiste maravilloso.
Me senté para salir de la cama, pero él me tomó de la cintura y me atrajo hacia él.
— Quédate un poco más — me ronroneaba en el cuello haciendo que mi piel se erizara.
— No puedo, ya es tarde, deben estar preguntándose por mí.
— Bueno, entonces tomemos un baño juntos.
No pude negarme, lo menos que hicim