Eso se siente estar con la persona que amas.
MILA
El amanecer entraba por la ventana como un hilo dorado, tibio, imposible de ignorar.
Había pasado la noche despierta, con el corazón alborotado, reviviendo cada beso, cada palabra de Rhyd, cada mirada suya que me hacía olvidar que alguna vez tuve miedo.
No podía negar que estaba feliz… demasiado feliz.
Y eso, en tiempos de guerra, daba miedo.
Me senté en la cama, abrazando la manta contra el pecho, y suspiré.
—Kira… —susurré—. No puedo dejar de pensar en él.
«¿Y por qué deberías hacerlo?», respondió mi loba con ese tono juguetón que usaba cuando sabía que tenía razón antes de empezar a hablar.
—Porque… —mordí mi labio, buscando las palabras—. Esto es peligroso. No sé cuánto durará la calma. Rhyd tiene responsabilidades, es un alfa. Cuando la guerra llegue, podría… —tragué saliva—, podría perderlo.
«Por eso mismo, Mila» —Kira ronroneó en mi mente—. «Por eso no deberías quedarte aquí sentada suspirando. Ve con él. No esperes que la guerra te lo arrebate antes de tenerlo por complet