Eitor
Abrió la puerta de la habitación y noté que el desgraciado de Gael le dio una de las mejores ¿La quería impresionar?, apenas cerró la puerta, la abracé con fuerza por la cintura y la pegue a mí, la besé en los labios con fuerza y busqué su boca con ahínco, ella no me rechazó, pero su beso era tímido. Besé su cuello y besé sus cabellos.
—Me hacías falta, te deseo —susurré en su oído. Ella se rio.
—No Eitor, estamos en casa ajena, y de visita y estás trabajando —dijo nerviosa.
¿No quería sexo conmigo la mujer que hasta hace unos meses casi me obligaba a cogérmela? Me pregunté y me puse más en alarma. Acaricié su torso y sus pechos, comencé a excitarme porque si extrañaba a la estúpida Jelena y la deseaba en serio, la besaba en el cuello y acariciaba sus pechos.
—No Eitor, basta —insistió.
Me detuve y la miré perplejo.
—¿Por qué no quieres?
—¿Por qué quieres justo ahora? —replicó ella.
—Tengo un mes y algo sin coger con mi prometida, creí que era lógico pensar que cuando nos viéramo