Mientras Mónica y Damián se encontraban en la comisaría, la joven acababa de declarar lo sucedido, abrazando a su madre con fuerza mientras Rebeca terminaba de interrogar a Damián en otra sala.
Todo había comenzado el día que salieron de la empresa. Mónica conducía por la autopista, avanzando sin contratiempos durante algo más de una hora. Sin embargo, al tomar el desvío hacia la obra, se encontró con un embotellamiento inesperado. Algo bloqueaba el tráfico, y los coches estaban completamente detenidos. Decidió entonces abandonar la autopista y tomar un camino de tierra para llegar más rápido.
El trayecto era irregular, lleno de baches y polvo. Avanzó con precaución, pero de pronto sintió un golpe seco en los neumáticos traseros. El coche comenzó a perder estabilidad, obligándola a detenerse a un lado del camino. Al bajar, descubrió con incredulidad que las ruedas estaban desinfladas.
Miró a su alrededor: la carretera estaba desierta, sin un alma a la vista. El sol abrasador empeoraba