Mientras en los Ángeles, Lena yacía en una habitación del ala de terapia intensiva experimental del Centro Médico Olive View. Donde llevaba varios meses suspendida entre la vida y la muerte. El doctor Sander, rodeado por dos colegas y un par de enfermeras observaba atentamente los monitores que trazaban cada latido, cada impulso eléctrico de su cuerpo.
Ella había sido sometida a un riguroso tratamiento experimental, un cóctel agresivo de esteroides y antibióticos, Cada milímetro de su organismo estaba bajo vigilancia las 24 horas: desde las constantes vitales básicas hasta la actividad eléctrica de sus neuronas.
Una de las enfermeras se acercó a uno de los aparatos y, con un clic, desconectó el ventilador que había mantenido a Lena en un sueño inducido; luego procedió a retirarle el tubo de la boca con cuidado. El doctor Sander se inclinó sobre la paciente, con una pequeña linterna médica y con su luz comenzó a revisar sus pupilas dilatadas. Y entonces ella parpadeó.
Lena arrugo su ca