Rubí.
Estaba a su lado, el susto de hace un momento fue demasiado fuerte y no se lo deseo a nadie.
—Morenazo, sé que me escuchas, por favor no vuelvas a asustarme. Te necesito a mi lado, por favor. Tenemos muchas cosas por aclarar y sí, ahora sí deseo aclararlas. Hay algo muy importante, sin embargo, debes estar fuerte para poder contarte.
Besé su frente, una enfermera ingresó para ponerle el medicamento en la dextrosa, tomé el medicamento neuronal de Eros y se lo apliqué según la dosis asignada. Una vez solos de nuevo, acaricié su mano, en unas horas debía curarlo. Mientras estaba aquí me encargaba de él. Lo había limpiado, bañado y cambiado.
» No me gusta verte así, nunca imaginé declarar esto, pero prefiero ver tu arrogancia. —Me acerqué a su oído—. Amor, si me escuchas, regresa a mí. Tienes una razón preciosa para luchar… de hecho, yo también la tengo. Tenemos dos razones que ameritan seguir viviendo para poder protegerlos. Eres un hombre fuerte, con una carrera por delante. Por f