— Creo que Cítiê no ha tenido tiempo de explicarte algunas cosas.– Murmura Mem.
— Bien, creo que recaerá en nosotras instruirte en la intrincada ceremonia e imposible protocolo Kuraní – murmura Burya alegremente, poniéndose en pie y dando saltitos de contenta.
— Frénate un poco rusa, ¿sí?–Regaña Mem.
— Oh, por favor. Ya basta ustedes dos.– Reprende Sarab, dirigiéndose a Burya y Mem.
Las contemplo, y sonrío. Pelean entre sí y se dan codazos , pellizcos y empujones como si fueran un grupo de niñas pequeñas y no las adultas que son. Una duda surge en mi mente, pero sería de lo más inapropiado preguntar semejante cosa en voz alta. Suspiro.
— Recuerden lo que pasó la última vez, nuestro parloteo incesante puso enferma a Lady Umara.– Observa Mem.
— Tienes razón. Hace demasiada calor para sostener está conversación aquí dentro…¡Salgamos al jardín!– chilla Burya y se lleva a Zai tomándola de la mano.
Sarab niega con la cabeza y pone los ojos en blanco.
— Que llena de energía está la rusa ho