Mientras la cama de Amelia desaparecía por el pasillo hacia el área de resonancia magnética, el personal de limpieza del hospital aprovechó la oportunidad. Una jefa de enfermeras se acercó al grupo que esperaba, su tono amable pero firme.
—Señores, con su permiso. Aprovecharemos que la habitación está vacía para realizar una limpieza profunda y desinfección. Les pediría amablemente si pueden esperar los resultados en la cafetería o en la sala de espera principal. Serán unas dos horas, aproximadamente.
El grupo asintió en silencio. La tensión había disminuido ligeramente con la noticia de la resonancia, pero la incertidumbre seguía siendo palpable.
—Yo me quedaré aquí cerca —dijo Alessandro—. Por si hay alguna novedad inmediata.
—Yo también —secundó Ricardo—. Iré a la sala de espera principal, necesito hacer unas llamadas.
Guillermo y Emilio decidieron bajar a la cafetería, necesitaban cafeína y un respiro del ambiente de la UCI.
Luca, sintiendo de repent