Mundo ficciónIniciar sesiónLuca, viendo la paz regresar a su rostro, acarició suavemente su mejilla, limpiando una lágrima solitaria. Se inclinó y la besó. No fue un beso de pasión ardiente, sino uno suave, tierno, de consuelo y amor puro. Un juramento silencioso.
—Poco a poco te recuperarás, amore —susurró, besando su frente—. Y yo estaré aquí. Siempre.
La ayudó a levantarse de la tumbona y, con los brazos de Luca rodeándola, dieron una corta caminata por la orilla del mar. Sus pies, aún débiles, apenas rozaban la arena, pero sentía la fuerza de él que la sostenía. Las olas rompían suavemente, el sol se pon&iac







