En mi habitación, me desvelé gran parte de la noche. Al parecer, Massimo me ofrecía matrimonio, pero a cambio deseaba invalidar el contrato anterior que habíamos firmado. En ese contrato anterior, se permitía que amamantara a mi pequeño y estuviera con él durante cuatro meses. Ahora, deseaba que firmara aceptando irme en cuanto mi hijo naciera. Estaba arrepentida de haber aceptado intercambiar a mi hijo. Era una parte de mí, lo sentía crecer en mi interior, lo amaba. Pero la cirugía de Franco aún no se había llevado a cabo, y Massimo podría cancelarla. Era un hombre poderoso al que no podía traicionar sin esperar consecuencias. Muy a mi pesar, decidí aceptar su propuesta. Bajé de prisa para hablar con él antes de que saliera hacia la oficina. Massimo se preparaba para desayunar en ese momento, y al verme pararme frente a él, me preguntó de inmediato. —¿Sucede algo? —Lo he estado pensando, aceptaré tu propuesta. —¿Estás segura? Una vez que lo hagas, no habrá vuelta atrás. Clar
Jane Había llamado varias veces a Massimo, me sentía desesperada al no obtener respuesta. Él se negaba a contestar mis llamadas y a enfrentarme. La presencia de esa mujer en la villa, la misma que lo había alejado de mí, explicaba la orden de Massimo de impedir mi entrada. Me sentía despreciada, pero lo que realmente ansiaba era enfrentarla, tenerla frente a mí y dejar salir toda mi ira acumulada, Massimo no quería que eso sucediera, y yo tenía que soportar su desdén. Sentía rabia e impotencia, no podía creer que esa m*****a mujer hubiera logrado lo que yo no había conseguido, sentía que lo estaba perdiendo y no estaba dispuesta a permitirlo. Tomé mi bolso, subí a mi auto y decidí llevar a cabo el plan que desde días antes había trazado, esperaba que funcionara según lo planeado. — No puedo permitir que esto continúe así. —Me recriminaba constantemente mientras conducía, una sonrisa malévola se dibujaba en mi rostro al pensar en la posibilidad de que el hijo de ambos no llegar
Me asusté al escucharlo, estaba tan enojado que su voz temblaba, su mirada me asustaba, sus ojos parecían haber enrojecido por la furia que estaba sintiendo. —Lo siento, solo entré para tomar un libro, me aburría. —Traté de justificar mi presencia en su despacho, no quería que fuera a pensar que estaba hurgando. —Este lugar está prohibido, para ti y para cualquiera, ¿Cómo te atreves a tomar esa fotografía? —Se acercó para quitarme la foto de mala manera. Mis ojos se pusieron vidriosos, lo que lo enfureció aún más. —No me salgas ahora con que vas a llorar, el papel de víctima no te queda, sal de aquí antes de que te saque de muy mala manera, no querrás ver qué tan malo puedo llegar a ser cuando te metes en mis asuntos. Massimo no podía controlar su ira, yo trataba de entender lo que pasaba, tal vez en ese lugar guardaba todos sus recuerdos, y sentía que yo contaminaba el recuerdo de su madre al tocar esa fotografía, solo lloraba sin atreverme a moverme, sintiéndome aterrada. —No e
Desde ese día, por las noches me he despertado sudando y temblando, con la imagen de esa mujer grabada en mi mente, me siento atrapada en una especie de maldición, como si la imagen de esa mujer me hubiera poseído. Cada vez que intento dormir, la imagen de la madre de Massimo se presenta en mi mente, como si quisiera decirme algo, pero no logró entender el mensaje, con el paso de los días, los sueños se han vuelto más frecuentes, más vívidos. En los sueños, sigo viendo a la madre de Massimo, tratando de comunicarme algo importante, noto un aire de urgencia en su presencia, como si quisiera decirme algo antes de que sea demasiado tarde. Me he sentido perpleja por estos sueños extraños, no sé qué pensar ni cómo interpretarlos, me siento incómoda por la inquietante presencia de esa mujer en mis sueños, especialmente porque no la conocí en vida. No tengo idea de cómo murió, me llama la atención la mala relación entre Massimo y su padre, me pregunto si eso tiene algo que ver con el mens
Al otro día por la mañana, Massimo salió hacia la oficina como de costumbre, después de tomar el desayuno, regresé a mi habitación, el teléfono empezó a sonar insistentemente, al tomarlo, me di cuenta de que era una llamada de Franco. —Hola. —Contesté sintiendo que la culpa crecía enormemente, no deseaba escuchar su voz, me sentía la mujer más perversa del mundo. —Hola, ¿Cómo has estado? —Bien, ¿Tú cómo has seguido? —Su tono de voz era débil, tuve la impresión de que algo no iba bien. —He salido del hospital hace un par de días, afortunadamente mi cuerpo parece haber aceptado el trasplante, siento que se encuentra en una lucha constante por aceptarlo. —Sentí presión en mi pecho al imaginarlo solo. —Verás que pronto ya ni te acordarás de todo lo ocurrido. —Quise darle ánimo. —Necesitaba escuchar tu voz, te extraño, me siento solo, lo siento, Emilie, no puedo evitarlo.. —Dijo, enseguida cortó la llamada, me quedé preocupada. Mi instinto me dijo que algo no estaba bien, escapé nuev
Al despertar, noté el perfume de Massimo impregnando el aire, volteé en busca de su presencia en la habitación, pero no pude verlo. Por un momento, pensé que lo estaba imaginando, poco después, la puerta se abrió y allí estaba él, sosteniendo una bandeja de comida. —Hola, buenos días, he traído el desayuno y pedí que prepararan lo que te gusta. Su cambio de expresión me sorprendió, ya no era tan rígido como de costumbre, su rostro parecía haberse suavizado. —Gracias. —Agradecí tímidamente. —Come antes de que se enfríe, te ayudará a recuperar fuerzas. Agradecí su preocupación, pero la tristeza se apoderó de mí al recordar que su interés estaba solo en el bienestar de nuestro hijo, y eso era perfecto, pero me gustaría que también se preocupara por mí sinceramente. Me levanté para dirigirme al baño, Massimo me observó por un momento, mi vientre aún no tenía un gran tamaño, pero ya dejaba ver a nuestro pequeño. Después de salir del baño, encontré la bandeja colocada en la mesa, Mas
Por la mañana, Massimo se salió de la villa para ir a la oficina, desde la terraza de mi habitación me despedí de él levente alzando mi mano, él hizo un gesto en un claro intento de sonreir. Cuando estaba por subir a su auto, fue abordado por Jane, que se había escondido entre los autos que ahí estaban, sabía que tenía que acercarse de esa manera, o la echarían fuera, al verla, Massimo puso cara de fastidio. —¡No puedo creer lo qué estás haciendo! —exclamó Jane indignada —¿Cómo puedes tener a esa mujer viviendo contigo en la villa? Es una vergüenza. Gritó mientras volteaba a verme con todo el odio que sentía por mí reflejado en su rostro, afortunadamente estaba fuera de su alcance. Massimo la miró impávido, creo que sabía que tarde o temprano eso iba a pasar. —Emilie es parte de mi vida ahora, y el bebé que espera, es mi responsabilidad. —¡Tú responsabilidad! —Exclamó Jane, sarcástica —claro, eso es lo que estás haciendo, cargando con la responsabilidad, ¿Acaso no te das cuenta d
A partir de ese día, me sentí un poco mejor en la villa, Massimo ya no se iba después de la comida, y hasta me acompañaba a caminar por el jardín todos los días. Podría decir que por momentos parecía olvidar aquello que lo atormentaba, y llegaba a comportarse cariñoso. Yo hacía castillos en el aire, pensando en lo que podría ocurrir sí realmente llegabamos a ser una pareja, nos imaginaba felices al lado de nuestro hijo. No volvimos a salir de la villa por varios días, por suerte, el lugar era enorme y hermoso, aunque extrañaba a mi papá, decidí hablar con Massimo. —Massimo —le dije con voz débil, un poco nerviosa por cómo tomaría la solicitud —necesito pedirte un favor, quiero que mi papá venga a visitarme aquí en la villa. Él me miró fijamente, antes observaba las rosas que ayudé a plantar en el jardín, el jardinero ya le había contado que yo ayudé con eso. —¿Tu papá sabe que estás aquí? —preguntó mientras seguía mirándome. —No, no sabe nada, no sé cómo reaccionará cuando se en