Un pacto de lealtad y sacrificio

Dylan, el hombre que fue secuestrado y a quien se le presentó la oportunidad de cambiar su destino, encontró un aliado inesperado en Lily, una joven dama que había descubierto los planes de Raúl, el hombre detrás de su secuestro y asesinato planeado en el yate. Consciente del talento empresarial de Dylan, Lily decidió pagarle el doble a las mujeres que lo habían secuestrado y propuso un audaz plan de intercambio de cuerpos.

Lily se convirtió en la guardiana de Dylan, mostrándole el oscuro futuro que le esperaba. Durante meses, Dylan observó impotente las noticias sobre el ascenso de su hermano al mando del Grupo Santos. Pero ya era hora de dejar de lamentarse. Aceptó el plan de Lily y se convertiría en su difunto esposo, Daniel Davis, quien supuestamente había muerto a causa de problemas cardíacos en secreto. Nadie sabía que el verdadero Daniel Davis ya no existía.

Mientras tanto, Lily había estado dirigiendo el Grupo Davis en secreto, pero la falta de confianza de los inversores había llevado a la empresa a atravesar tiempos difíciles. Esperaba que en algún momento Dylan aceptara su plan y pudiera recuperar el control del Grupo Davis.

Después de someterse a varias cirugías faciales, Dylan finalmente se convirtió en el nuevo Daniel Davis y asumió los roles de padre, esposo y empresario. Lily le proporcionó toda la información que necesitaba sobre los socios, pero la primera decisión que Dylan tomó fue expulsar a aquellos inversionistas que alguna vez habían dado la espalda a Lily.

Lily comenzó a dudar si Dylan era realmente el hombre en quien confiaba, ya que expulsar a los inversores significaba dejar al Grupo Davis sin capital. Sin embargo, Dylan logró atraer nuevos inversionistas y, con sus ideas ambiciosas, triplicó el capital con el que había recibido la empresa. En ese momento, Lily comenzó a confiar más en él, pero su hija Emily no estaba convencida.

Emily, fruto de un complicado embarazo que llevó a Lily y Dylan a cancelar sus planes de tener un hijo, siempre sintió la diferencia entre su verdadero padre y Dylan. A los 18 años ella empezaba a dudar de que Dylan le cediera el control del Grupo Davis a ella en lugar de a su hijo biológico.

Lily, retirada de los negocios, observaba con preocupación cómo su hija no estaría satisfecha hasta obtener el control absoluto del Grupo Davis. Dylan llegó a la mansión donde aún vivía con Lily, quien lo recibió como siempre, en el jardín, con un vaso de jugo de naranja recién exprimido.

—Noto preocupación en tu rostro, algo que no veía desde hace años. ¿Qué te sucede? —preguntó Lily, mostrando su interés genuino.

—Sabes que mi tiempo en el Grupo Davis está contado. Emily ha vuelto a la oficina para desafiarme, especialmente ahora que tengo a Marcelo a mi lado —respondió Dylan con una mezcla de ansiedad y frustración.

—Dylan, quiero preguntarte algo. ¿Qué harás con Marcelo? ¿Y qué harás con tu padre? Tenía un plan contigo cuando tomé la decisión de salvarte de tu destino. Pero ahora me pregunto si tienes un plan para ellos dos. De alguna manera, deben enfrentar la realidad y no esconderse más.

—Lo sé, Lily. Mi padre solo está a salvo por ahora, pero una vez que haga caer al Grupo Santos, será como si lo hubiera matado. Por eso creo que Emily es la indicada para eso. Pero con Marcelo...

—¿Por qué no lo envías lejos? Fuera de todo esto, como tú aceptaste mi propuesta. Estoy segura de que él lo entenderá si ve que es la única forma de sobrevivir.

Dylan no había considerado una excusa para Marcelo, pero la idea de Lily era la mejor opción. Decidió hablar con Rogelio, su confidente de confianza, para organizar un viaje con múltiples destinos para Marcelo, utilizando señuelos para despistar a cualquier posible peligro.

—Aunque me duela tanto, creo que esa es la única opción. Hablaré con Emily para ir preparando la transición. Sé que me has ayudado mucho, y yo he tratado de darte una mejor vida, pero ahora solo deseo pasar más tiempo con mi hijo —respondió Dylan con una mezcla de tristeza y determinación.

—Te entiendo. Te he tomado cariño durante todo este tiempo, pero sé que tienes otros planes. Sin embargo, si cambias de opinión, me gustaría que estuvieras a mi lado hasta el último suspiro de mi vida —dijo Lily mientras le tomaba la mano, demostrando su apoyo incondicional.

Dylan no pudo contener las lágrimas que brotaron de sus ojos. También se había encariñado con Lily y anhelaba una vida en la que pudieran tener una oportunidad juntos. Sabía que era una posibilidad remota, pero no podía evitar soñar con ello.

Su exesposa, tras declararlo muerto, pronto encontró consuelo en los brazos de otro hombre adinerado. Había quedado claro que nunca lo había amado, sino que simplemente había estado con él por dinero.

El primer año viviendo con Lily no fue fácil para Dylan, quien se sentía traicionado por las mujeres en su vida. Sin embargo, poco a poco comenzó a apreciar la diferencia en el trato de Lily y, finalmente, lograron consumar su amor.

Dylan se dirigió a su despacho y buscó un documento en particular. Se lo había pedido a su abogado para preparar el traspaso de propiedad oficial. Si quería continuar con sus planes, debía olvidarse por completo del Grupo Davis y centrarse en destruir al Grupo Santos, especialmente a su hermano Raúl.

El traspaso del Grupo Davis era total e irrevocable. Dylan renunciaba a su derecho de seguir dirigiendo el Grupo Davis y de tomar cualquier decisión como CEO. Además, rechazaba cualquier cargo dentro del grupo. Dylan sabía que, al renunciar como CEO, también debía hacerlo a cualquier otro cargo. Solo de esta manera Emily estaría más tranquila y evitaría pensar que él quería quedarse con el Grupo Davis.

La decisión de Dylan de renunciar a sus responsabilidades dentro del grupo mostraba su deseo genuino de mantener la transparencia y asegurar la tranquilidad de Emily. Reconocía que su participación en cualquier nivel de gestión podría generar sospechas y dudas en cuanto a sus verdaderas intenciones. Por lo tanto, optó por distanciarse por completo y permitir que el Grupo Davis continuara sin su influencia directa.

La renuncia de Dylan también evidenciaba su confianza en el talento y la capacidad de los demás miembros del grupo para llevar adelante las operaciones y la toma de decisiones. Reconocía que había llegado el momento de ceder el liderazgo y permitir que otros asumieran ese rol.

Esta decisión no solo demostraba la madurez de Dylan como líder, sino también su compromiso con el éxito y la estabilidad del Grupo Davis. Al liberarse de cualquier posición dentro de la organización, Dylan buscaba asegurar que el grupo pudiera prosperar sin interferencias ni conflictos de intereses.

En resumen, la renuncia de Dylan al derecho de dirigir y tomar decisiones en el Grupo Davis, así como su rechazo a cualquier cargo dentro del mismo, reflejaba su deseo de preservar la confianza, evitar malentendidos y permitir que el grupo continuara su camino hacia el éxito.

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