84: De manera egoísta.
—Mónica, he venido a hablar contigo. — dijo Eduardo Lancaster mirando a su mutilada esposa envuelta en un lamentable llanto.
—Mónica, he venido a hablar contigo. — dijo Eduardo Lancaster mirando a su mutilada esposa envuelta en un lamentable llanto.
Reconociendo la voz de su marido, el rostro de Mónica Cervantes se iluminó por completo.
—Mi amor…has venido a verme, a consolarme. Se que juntos lograremos salir de esto, tú eres todo lo que más amo en el mundo, y sé que tú me amas a mí de la misma manera. — dijo Mónica extendiendo sus brazos hacia Eduardo, sin embargo, el tan solo la miró con frialdad.
—¿Cómo pudiste mentirme? ¿Cómo fue que alguna vez creí en ti tan estúpida y ciegamente? — dijo Eduardo destilando rencor.
Mónica deshizo su sonrisa.
—¿De que estas hablando? ¿Esa maldita perra de Emma te ha dicho algo? Es una zorra mentirosa, no puedes creer nada de lo que te diga, yo soy la única que ha estado contigo, la única que te ha amado ciegamente. ¡Mírame! ¿Cómo puedes duda