20. Peligro inminente.
El sol se asomaba tras de las montañas, y el cielo rosado, poco a poco se tornaba celeste. Los ojos violetas de Emma, se abrieron cuando sintió los rayos del astro acariciando levemente su rostro. Incorporándose, sintió el tintineo y el ligero peso de un objeto pequeño que rodó desde su almohada a su mano. Un rayo de sol, golpeó en aquel objeto, creando una pequeña aurora en el blanquecino techo. Curiosa, Emma tomó aquel objeto entre sus manos, y sus ojos se abrieron sorprendidos y cautivados por la belleza de aquel prendedor. Los rubíes eran hermosos, y formaban una bella rosa roja que resplandecía. Incorporándose para levantarse, se preguntó de dónde había salido tan hermoso objeto, hasta que sintió algo más entre las sabanas.
— ¿Qué es esto? — se cuestionó a si misma.
Tomando aquel papel, descubrió que se trataba de una carta con su nombre en una hermosa caligrafía. Abriéndola, la leyó.
“Mi querida Emma. Estaré ausente todo este día, e igual que hoy, llegaré pasadas las horas de ma