Capítulo 52

Él corrió hacia ella.

El sudor le resbalaba por la frente, mezclado con la sangre del enemigo, pero Nate no se detuvo. El verdor de la jungla lo envolvía, lo devoraba, cada sombra parecía un enemigo, cada crujido, una trampa. Sus botas chapoteaban en el barro húmedo mientras su corazón latía con una sola urgencia: encontrarla.

Jazmín.

La había visto. Apenas un destello entre los árboles, un movimiento fugaz, un mechón oscuro ondeando al viento como una bandera de esperanza.

Iba a alcanzarla.

—¡Jazmín! —gritó, desgarrando el silencio de la selva.

Fue entonces cuando algo se movió a su izquierda. Apenas un roce de hojas, un susurro. Nate se giró por instinto, pero fue demasiado tarde.

Un hombre surgió de entre la maleza como una sombra con forma humana. Vestía ropa camuflada, el rostro cubierto de lodo y odio, y en su mano brillaba la hoja de un cuchillo de combate. Con un rugido ahogado, se lanzó contra Nate.

El filo se hundió brutalmente en su hombro.

—¡Ahh! —el grito de N