Capítulo 30
Hacía tiempo que no diseñaba y mucho más tiempo había pasado desde la última vez que había tomado un grafito en las manos, pero ahí estaba enfrascada en el dibujo que le iba a regalar a Leonor. Se lo prometí y le quería cumplir la promesa. Al principio fue raro empezar zar pero una vez que lo hice me olvidé de que estaba aún en el Bigmax. Y sí, estaba en el salón que me mostró Antoni, aquel museo que te trasladaba a la historia de aquella empresa. No sé por qué, pero desde que lo vi por primera vez se convirtió en uno de mis lugares favoritos de aquella colosal edificación. De vez en cuando me escapaba del puesto de trabajo e iba a admirar aquellas creaciones hermosas. Lo más increíble de todo era la iluminación. Desde el ventanal de cristal lograbas apreciar la inmensidad de la ciudad y a lo lejos el mar desde el que Antoni me mostró el punto donde su abuelo imaginó el edificio en el que me encontraba. Todo aquel magnetismo que emanaba aquel sitio me inspiraba a diseñar.