Capitulo 3

Baphomet, se percató inmediatamente de los estragos que ocasionó en la joven, incluso le resultó un gesto por demás tierno que se alborotara con un simple beso. Recordó de pronto el primer beso que se dieron con Loreine, cuando solo eran unos mocosos con quince años.

Tiempo atrás...

Erick y Loreine, ambos de quince años, se encontraban escondidos en la casa del árbol, un refugio secreto que habían construido juntos en lo más alto de un árbol centenario en el bosque cercano a sus casas de la zona residencial donde vivían. La emoción y adrenalina recorrían sus cuerpos mientras se mantenían en silencio, escuchando los gritos y risas de los demás chicos que los buscaban sin descanso.

Entre risas nerviosas y miradas cómplices, Erick y Loreine se encontraban más cerca que nunca, con el corazón latiendo a mil por hora. Las mejillas sonrosadas y las manos temblorosas delataban la tensión y la emoción del momento. La luz tenue que se filtraba entre las hojas creaba un ambiente mágico y romántico a su alrededor.

De repente, en un instante de valentía y complicidad, Erick tomó suavemente el rostro de Loreine entre sus manos y la miró fijamente a los ojos, comunicando sin palabras todo lo que sentía en ese momento. Loreine, con el corazón a punto de salirse de su pecho, se acercó lentamente a él, sintiendo la electricidad en el aire.

Y entonces, en un gesto tierno y lleno de ternura, sus labios se encontraron en un suave y delicado beso. Fue un beso tímido, exploratorio, lleno de emociones nuevas y mariposas en el estómago. El tiempo pareció detenerse a su alrededor, mientras se perdían en el dulce sabor de ese primer beso, un momento que sellaba su complicidad y conexión especial.

El mundo exterior desapareció por un instante, dejando solo a Erick y Loreine en su propio universo de amor adolescente, donde las emociones fluían libremente y el corazón latía al ritmo de un amor puro y sincero. Ese primer beso en la casa del árbol quedaría grabado en sus corazones para siempre.

Actualidad...

Esa mujer era casi idéntica a Loreine, pero no era Loreine, debía concentrarse y mantenerse firme o su plan se vería afectado. —Vamos, no pongas esa cara de mosca muerta. Sabes perfectamente por qué has venido —abre uno de sus cajones y saca una carpeta de cuero negra y la arroja sobre la mesa con cierta prepotencia. —En lo sexual deberás de estar disponible para cualquiera de nosotros en el momento que te lo pidan, las prácticas sexuales serán bajo tu consentimiento, no se hará nada que tú no quieras y en lo personal, me gusta practicar el BDSM, cumplo el rol de amo y tú deberás desempeñar el rol de sumisa. Durante la práctica, deberás de obedecer en lo que te ordene, de lo contrario aplicaré un castigo. Existirá una palabra de seguridad la cual podrás utilizar cuando alguna práctica te genere dolor o incomodidad.

Linda quiso hablar, replicar a las palabras de Baphomet, pero nada salió de su boca. En cambio, se mantuvo rígida en su sitio, observando fijamente la carpeta que el hombre le arrojó.

—Ese es el contrato, ahí se estipulan tus obligaciones de manera detallada y las remuneraciones que recibirás por dicho servicio. El pago mensual será de 50 mil dólares y se te entregará una tarjeta con una cuenta bancaria para los gastos diarios, ya sea de ropa, maquillajes, cosas que te pida para nuestras secciones, lencería, etc. —Los ojos de Linda se abren desmesuradamente. —El contrato es por un año, deberás de vivir en esta casa, pero tendrás un día libre a la semana al igual que los domingos. Si deseas renunciar antes del año deberás de pagarnos una indemnización de 200 mil dólares, en caso de que yo decida cancelar el contrato antes del tiempo estipulado, entonces te haré un pago que asciende a un millón de dólares. ¿Te resulta tentadora la oferta?

¿Tentadora? ¡Por supuesto que era una oferta tentadora! Con esa cantidad de dinero solucionaría todos sus problemas económicos, su abuela podría acceder a salud y medicinas de calidad, tendrían para comer a diario y lo mejor de todo, podrían pagar la hipoteca de la casa y costear sus estudios universitarios, los cuales le brindarían estabilidad en un futuro.

El precio para tantos beneficios era tener sexo con tres hombres desconocidos, al menos Baphomet era atractivo, por lo que imaginaba que sus hermanos también lo eran.

—¿Aceptas la propuesta, Linda? —La profunda y masculina voz de Baphomet la trajo de regreso a la realidad. 

—Antes de darte mi desición me gustaría hacer una pregunta... —Batió inconcientemente sus largas pestañas mientras fijaba la mirada en el hombre.

—Claro, puedes preguntar lo que quieras. —Una sonrisita torcida se instaló en su rostro.

—¿Podría obtener un adelante de 15 mil dólares si firmo inmediatamente el contrato? —Tenía las manos recargadas sobre sus muslos y cruzó los dedos en ese momento.

—Si firmas el contrato no veo problema alguno en darte un adelanto. Incluso podría pagarte el mes por adelantado. —Saca del cajón del escritorio una chequera, acomodando está a un costado de la mesa.

—Entonces si, acepto... —Una pequeña y tímida sonrisa se instala en su rostro.

El hombre con una sonrisa de satisfacción en el rostro, tomó la chequera y rayoneó el papel con prisa, entregando a Linda un cheque por 50 mil dólares. Ella lo sostuvo entre sus manos por un par de segundos, contemplando aquella cifra que le solucionaría la vida. 

—Gracias... —dijo con voz temblorosa mientras guardaba el cheque en su cartera. 

—Cumplí mi parte, ahora es momento de que cumplas la tuya. —Le entrega el contrato y una pluma. —Firma —ordenó.

Linda tomó el contrato y la pluma entre sus delicadas manos, ojeo el papel por una última vez para después firmar con total confianza. No pensaba titubear cuando tenía un cheque de 50 mil dólares reposando en su cartera. 

—Te daré estos días para que organices todo con tu familia, comenzarás a trabajar el día sábado. Mi chofer pasará a recogerte por la mañana, esa noche tendremos una cena de bienvenida para mis hermanos. —Se pone de pie y se encamina a la puerta. —Ahora necesito que te retires, tengo bastante trabajo por hacer —abrió completamente la puerta, dándole una clara invitación para que se marche.

—Entendido, nos vemos el sábado —corrió hasta la salida, tropezando cerca de la puerta.

—Ten cuidado, tú torpeza podría ocasionar un accidente —dice con gracia mientras la observa.

—Lo siento, hasta el sábado. —Repite la joven para luego dejar escapar una melodiosa risita.

Baphomet, pensó que definitivamente era una mujer adorable...

•••

Linda se levantó temprano esa mañana y preparó un delicioso desayuno para su abuela Susana. La anciana, que la había criado desde que era una niña, la miró con cariño y le preguntó por qué estaba tan feliz. Hace tanto tiempo que no la veía sonreír de esa manera.

—Linda, querida, ¿qué te pasa? Te veo radiante esta mañana, —dijo Susana con una sonrisa en el rostro. 

Linda se acercó a su abuela y le dio un beso en la frente antes de sentarse a su lado en la mesa. —Abuela, tengo una noticia emocionante que contarte, — comenzó Linda. —Ayer me han ofrecido un trabajo como niñera en la casa de una familia muy adinerada. Me van a pagar muy bien y podré trabajar solo cinco días a la semana, pero tendré que quedarme a dormir allá, pero tendré 

libre un día a la semana y los días domingo. 

Susana se mostró feliz por la noticia de su nieta y la abrazó con ternura. —¡Qué maravilla, mi niña! Estoy tan orgullosa de ti. Seguro que harás un excelente trabajo como niñera. Y además, la paga te ayudará a pagar la hipoteca de la casa. No sé qué haría sin ti mi pequeña niña.

Linda se sintió mal por no contarle la verdad a su abuela sobre el verdadero motivo de su contratación, pero sabía que no podía revelarle que en realidad sería la sumisa sexual de los ricos dueños de la casa. Se limitó a sonreír y agradecer a su abuela por su apoyo incondicional.

Después de desayunar juntas, Linda se despidió de su abuela y se dirigió al banco para cobrar el cheque que Baphomet, el hombre misterioso que le ofreció el trabajo, le había entregado. Con el dinero en mano, se apresuró a pagar la hipoteca de la casa y luego decidió ir de compras. Era momento de darse un gustito después de tanto sufrir.

En el supermercado, Linda llenó su carrito con toda la comida que había estado deseando desde hace tanto tiempo. Compró frutas frescas, verduras, carne, lácteos y todo lo necesario para cocinar deliciosas comidas para ella y su abuela. Se sentía emocionada y agradecida por la oportunidad de poder proporcionarles una vida más cómoda gracias al nuevo trabajo. 

De regreso a casa, Linda se puso a cocinar una deliciosa cena para celebrar su nueva etapa como "niñera". Mientras preparaba la comida, su mente divagaba entre los pensamientos de lo que le esperaba en la mansión de los ricachones y la incertidumbre de cómo lograría mantener oculta esa parte de su vida a su querida abuela. Por que decirle la verdad no era una opción, no podía desilusionarla y romper la imagen que su abuela tenía de ella.

Esa noche, Linda se acostó en su cama con el corazón lleno de emociones encontradas. Estaba ansiosa por empezar su nuevo trabajo, pero al mismo tiempo preocupada por las consecuencias que su secreto podría traer. Cerró los ojos y se sumergió en un profundo sueño, esperando que las decisiones que había tomado la llevaran por el camino correcto. 

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