Dorian
Debería estar orgulloso de ella, feliz de que haya triunfado. Pero solo siento el peso de la duda. La duda de no haber sido suficiente, de no haber visto más allá, de haber estado demasiado concentrado en mis propios deseos para entender lo que realmente necesitaba hacer.
Me alejo un poco, caminando solo por los oscuros pasillos del castillo. Cada paso resuena como un eco, un recordatorio de lo que he perdido. Ya no soy quien podría protegerla. Ya no soy quien podría guiarla. No, ella ha tomado su lugar. Se ha convertido en algo más grande de lo que podría haber imaginado.
Cierro los ojos, respirando profundamente, tratando de retomar el control de mis pensamientos. Pero todo me lleva de regreso a esta realidad: no soy yo quien ha cambiado el mundo. Es ella.
Morgana
El silencio que sigue a mi última palabra es pesado, casi insoportable. Oigo las respiraciones a mi alrededor, los latidos que resuenan en el aire. Lucian, Dorian... todos están allí, pero es como si ya los hubiera