Sasha
No sabía si era la tensión que pesaba sobre nosotros o la certeza de haber sido manipulada desde el principio, pero cada músculo de mi cuerpo estaba tenso. Las palabras de Dante resonaban como un eco sin fin en mi mente. Una profecía. Una guerra. El destino que parecía haber decidido ya nuestro destino, a pesar de nuestros esfuerzos por contrarrestarlo.
Adrian caminaba a mi lado, su mirada oscura, impregnada de una profunda reflexión. No había dicho una palabra desde nuestro encuentro con Dante. Sabía que habíamos cruzado un umbral donde las cosas nunca volverían a ser las mismas.
¿Qué hacemos ahora? pregunté, mis ojos buscando los suyos. La pregunta era tan simple como compleja. Dante había sembrado la duda, pero aún no había revelado todo lo que sabía.
Finalmente se detuvo, y vi la ira pasar brevemente por sus ojos antes de que la ocultara bajo una máscara de indiferencia. Inspiró profundamente.
No podemos permitir que esta profecía nos defina, respondió, su voz tranquila pero