Sasha
El aire está denso de tensión.
Dante se ha ido, pero su ausencia es más ruidosa que su presencia. Dejó una tormenta silenciosa, una guerra no expresada que burbujea entre Adrian y yo.
Doy un paso atrás.
La mirada de Adrian me atraviesa.
— Tú también lo sentiste.
No es una pregunta.
Es un hecho.
Cierro los ojos por un momento, tratando de calmar mi pulso. Pero es inútil. Este vínculo maldito entre nosotros es un incendio forestal, una marea que me arrastra, imparable.
— No empieces, Adrian.
— ¿Por qué no? Su voz es baja, peligrosa. ¿Porque tienes miedo?
Abro los ojos y lo miro con desdén.
— No temo nada.
Una sonrisa fantasma aparece en sus labios.
— Vuelve a mentirme, Sasha.
Se mueve en un instante, cerrando la distancia entre nosotros. Su aliento roza mi piel. Debería alejarme, pero estoy congelada. Atrapada entre el deseo y el pánico, entre lo que siento y lo que me niego a admitir.
Su mano se levanta lentamente. No me toca. Aún no.
Pero lo siento todo.
— Este vínculo... murmur