Entendí lo que Daniel quería decir. En la empresa, Hugo estaba siempre al acecho, listo para hacerse con el control. Marcos, de vez en cuando, me comentaba sobre la situación en la compañía; efectivamente, Hugo estaba comprando lealtades y tratando de atraer a los accionistas.
Si hasta Fernando ya no estaba apoyando a Daniel, tal vez realmente era hora de cambiar de heredero.
—Karla, tú piensas que soy el afortunado señor Castillo, pero no tienes idea de que no soy el futuro heredero. El abuelo elegirá al más adecuado, no necesariamente al que tenga su misma sangre —Daniel esbozó una sonrisa amarga.
—Sabes que este niño podría tener problemas, y aún así insistes en tenerlo. Yo ni siquiera soy el heredero, ¿y tú crees que el que llevas en el vientre lo será? ¿En qué mundo vives? —Señaló el abdomen de Karla.
Ella parecía estar impactada por la noticia, repitiendo una y otra vez "¡no puede ser!". Su único as bajo la manga era ese niño, y no estaba dispuesta a aceptar la verdad.
Sin ganas