El sonido de los disparos resonó como un eco en la calle vacía, cortando el aire tenso de la noche. Clara sintió el sudor frío recorrer su espalda mientras miraba a los hombres armados, que avanzaban con pasos firmes hacia ellos. El vehículo estaba tan cerca, pero la amenaza de los desconocidos era inminente. El rugir de los motores de la patrulla se acercaba, y el tiempo parecía desmoronarse en segundos.
Sofía, con una calma impresionante, dio un paso al frente, tomando el control de la situación. Su voz fue clara, precisa, como siempre lo había sido en los momentos más críticos.
-¡Vamos, rápido! -ordenó, moviéndose hacia el vehículo con determinación. Con una destreza asombrosa, saltó a la parte trasera del camión, abriendo la puerta con una mano, sin dudar ni un segundo. -¡Entren ahora!
Clara, Leo y Andrés no lo pensaron dos veces. En un movimiento fluido, corrieron hacia la puerta del vehículo, pero el sonido de las armas de fuego hizo que sus cuerpos se tensaran. Los disparos com