El aire en la cueva se volvía cada vez más denso, como si la amenaza que flotaba entre ellos también estuviera absorbiendo el oxígeno. Cada palabra de Martín Salcedo seguía resonando en la mente de Sofía, la duda era ahora una sombra inquebrantable en sus pensamientos. ¿Quién dentro de su círculo estaba traicionándola? ¿Cómo había llegado esa información a los enemigos? Las preguntas se acumulaban, pero las respuestas no eran claras.
Sofía mantuvo la mirada fija en Martín, su mente trabajando a toda velocidad. Sabía que, aunque él había sido un aliado, sus palabras no podían tomarse a la ligera. Cada paso en este juego, cada decisión, podía ser fatal. No había tiempo para dudar, pero tampoco podía actuar sin más, sin entender lo que realmente estaba en juego.
-Necesitamos pruebas, Martín. No voy a actuar solo por tus palabras. -La voz de Sofía era firme, pero algo en su tono delataba la urgencia que sentía al enfrentarse a una situación tan delicada.
Martín la miró por un largo moment