El mensaje llegó al amanecer, cuando los primeros rayos de sol apenas se filtraban por las cortinas de su habitación. Liria observó el sello real en el pergamino con una mezcla de aprensión y curiosidad. La cera negra con el emblema del lobo de Norvhar permanecía intacta, como una promesa de secretos por revelar.
—Su Majestad solicita vuestra presencia en sus aposentos privados al mediodía —anunció la doncella que había traído el mensaje, con la mirada fija en el suelo—. Sin acompañantes.
Liria asintió, sintiendo cómo su corazón se aceleraba. Desde el incidente en el bosque, Caelan había mantenido las distancias, como si temiera que la proximidad entre ambos pudiera desatar fuerzas que ninguno sabría controlar. Y ahora, esta convocatoria.
Las horas transcurrieron con la lentitud de la miel en invierno. Liria se vistió con cuidado, eligiendo un vestido de color azul oscuro, sobrio pero elegante, con mangas largas que ocultaban las cicatrices de su muñeca. Se recogió el cabello en una t