La biblioteca real permanecía en silencio mientras Liria recorría con sus dedos el lomo de antiguos volúmenes. Tres días habían pasado desde aquella conversación con Caelan, y sus palabras seguían resonando en su mente como un eco interminable: "La verdad no te hará libre". ¿Qué clase de advertencia era esa? ¿Una amenaza velada o una genuina preocupación?

El polvo danzaba en los rayos de luz que se filtraban por los ventanales. Liria había decidido que, si Caelan no le revelaría la verdad, la encontraría por sí misma. La biblioteca real debía contener registros, crónicas, cualquier indicio sobre la reina madre y su testamento.

—¿Buscando algo en particular, Alteza? —La voz de Elian, el bibliotecario real, la sobresaltó.

Liria compuso una sonrisa serena. —Solo curiosidad histórica. Me gustaría conocer más sobre la familia real, especialmente sobre la madre del rey.

El anciano bibliotecario la miró con ojos entrecerrados, como evaluándola.

—La reina Elara fue una mujer extraordinaria —d