Narrado por Aiden
El viento frío de la noche acariciaba los árboles del bosque, silbando entre las hojas como un susurro antiguo. Habíamos regresado al claro donde el sello había sido roto, un lugar que parecía respirar magia. Las luces de la luna se filtraban a través del dosel de ramas, bañando el lugar con un brillo plateado que hacía que todo se sintiera irreal.
Anya estaba de pie junto a un árbol caído, su cabello suelto brillando bajo la luz lunar. Se giró hacia mí cuando sintió mi presencia, sus ojos reflejando un torbellino de emociones que parecían intentar ser contenidas.
—No deberías estar aquí sola —dije, rompiendo el silencio mientras me acercaba a ella.
—Tampoco tú —respondió, con una pequeña sonrisa que no alcanzaba a iluminar su rostro.
Había algo en su expresión que me inquietaba. Una mezcla de determinación y tristeza que no podía ignorar. Me detuve a pocos pasos de ella, el aroma dulce de su magia flotando en el aire como una caricia invisible.
—¿Qué sucede, Anya? —