92. Siento un miedo real.
El silencio pesa como una losa.
El cuerpo de Natan yace inmóvil frente a mí, pero no me engaño. No aún.
Rita está a mi lado, sus manos temblorosas se posan sobre mi rostro con un toque desesperado. Sus ojos oscuros están anegados de miedo y algo más. Algo que me perfora hasta los huesos.
—Luke, ¿estás bien? —Su voz es apenas un susurro.
Trato de responder, pero un dolor punzante en el costado me lo impide. Mis costillas protestan con cada respiración.
—He estado peor —murmuro, forzando una sonrisa.
Eliot se acerca con el arma aún lista. Sus ojos pasan de mí a Natan con cautela.
—¿Está muerto? —pregunta, pero su tono deja claro que tampoco está seguro.
Lo miro otra vez. La sangre empapa su pelaje oscuro, el mordisco en su cuello sigue sangrando, pero…
Algo en él no me deja tranquilo.
—No lo sé —admito.
Como si mis palabras lo despertaran, un sonido gutural escapa de la garganta de Natan.
Rita ahoga un grito y retrocede.
Yo me fuerzo a incorporarme, ignorando el dolor.
Los ojos de Natan