79. Esperaba que confiaras en mí.
El peso de sus palabras me aplasta el pecho, como si el aire se hubiera vuelto demasiado espeso para respirar. Lo miro, y de pronto es como si estuviera viendo a un completo extraño. Manson, el hombre que nunca bajaba la guardia, el que siempre controlaba todo, ahora parece vulnerable, casi... roto.
—Decime que esto es mentira. —susurro, apenas audible, pero suficiente para llenar el espacio entre nosotros.
—Ojalá pudiera. —Manson se pasa una mano por la cara, sus ojos oscuros brillando con algo que parece una mezcla de culpa y desesperación. —Pero no lo es. Esa noche... Esa noche lo cambió todo.
Me levanto del sofá de golpe, como si quedarme quieta fuera a hacerme explotar. Camino por la habitación, mis pensamientos corren en círculos. Cada paso es un intento fallido de procesar lo que acaba de confesarme.
—No puedo... no puedo creerlo. —Me giro hacia él —¿Me estás diciendo que mataste a tu padre? ¿Por mí?
Manson se pone de pie también, aunque mantiene la distancia. Su postura sigue