Habían pasado los días, Bastien estaba mejor, ya sus costillas estaban sanando, Kate no se había despegado de su lado, le había conseguido comida y ahora se la estaba dando.
Mmm, está rico.
Encargue filete con arroz, tu favorito así no me reclamas con comida de enfermo.
Ay, ay mi costilla me duele – Bastien gemía teatralmente por sus heridas que ya no dolían –
Te haré que duela de verdad si sigues fingiendo – Bastien se reía mientas seguía comiendo –
Gracias por cuidarme
¿cómo no hacerlo si eres mi amor Bastien? – Kate dejó un dulce beso en sus labios, en eso entró el médico.
Doctor, que bueno verlo, cuando me puedo ir a casa.
A eso justamente venía, ya te daré el alta y puedes ir a casa, sin hacer movimientos brusco, ni hacer fuerzas por lo menos un mes, para que esas costillas sanen completamente.
Está bien doctor – Kate sonreía – yo me encargaré de eso – pronto Bastien estaba listo para salir, pero Kate llegó con una silla de ruedas.
Yo no subiré ahí – dijo Bastien orgulloso –
Oh,