13. Detalles inesperados
CRISTOPHER
—Ximena…
Su boca sabe a calma y a puras ganas, ese lugar donde me siento menos miserable, donde me cuesta soltarla, me cuesta dejar de besarla y si yo no lo hago, ella lo hace.
Me empuja con suavidad, respirando con dificultad como yo, con las manos en mi pecho, sin dejar de mirarme a los ojos.
—Cristopher— me quedo quieto esperando una bofetada pero suspira— yo te quiero.
Mi corazón se detiene.
—Te quiero en serio, quiero ayudarte, de verdad, quiero que confíes en mí pero— soy una bestia— no quiero que esto se confunda, no soy un consuelo, ni tu paño de lágrimas, no quiero ser eso para ti.
Me trago todo lo que iba a decir, lo que pienso porque decirlo es muy complicado, demasiado cuando me enfoco en sus bonitos ojos oscuros, como siempre, como la recuerdo, ella no está siendo dura, solo está poniendo límites que no debemos cruzar y está en todo su derecho.
—Tienes razón —bajo la mirada por un segundo y aceptando mi responsabilidad—. No quiero aprovecharme de ti, te jur