POV : Cecilia Hernández
Desperté con un leve zumbido en los oídos y un olor penetrante que me revolvió el estómago. Cloro, detergente… ese aroma estéril y frío que siempre había detestado. Lo primero que vi fue el techo blanco, inmóvil, sin vida, como si me mirara de vuelta. Por un momento no supe dónde estaba, ni por qué todo mi cuerpo se sentía tan pesado.
Intenté moverme, pero un dolor agudo me atravesó el costado. Un gemido escapó de mis labios antes de poder contenerlo. Entonces lo recordé: el disparo. Rayner. Su rostro lleno de rabia. La confusión, los gritos, el caos. Todo volvió a mí de golpe, como una pesadilla que se niega a desaparecer.
—Cálmate, Cecilia —murmuré apenas, sintiendo mi propia voz quebrarse.
Quise girar la cabeza, pero el movimiento me mareó. Mis párpados pesaban, el aire olía demasiado a desinfectante, y en ese instante sentí algo cálido sobre mi mano. Una caricia suave, como si alguien quisiera traerme de vuelta a la realidad.
Abrí los ojos lentamente y la