POV : Tercera persona
Pasé todo el día encerrada en mi habitación, sola con mis pensamientos y el silencio de la mansión. Cada rincón parecía amplificar la soledad y la presión que sentía en el pecho. No podía concentrarme en nada más que en aquel recuerdo que había irrumpido en mi mente como un relámpago, sacudiendo todo mi mundo.
El hombre del bosque no me dejaba. Cada detalle que aparecía en mi memoria, por pequeño que fuera, parecía grabarse con fuerza en mi conciencia: su postura, el esfuerzo de sus músculos, la manera en que jadeaba mientras yo trataba de ayudarlo. Y, sobre todo, la urgencia que sentía al sostener la medicina, como si de ello dependiera algo vital. Era un recuerdo que no podía ignorar, aunque no comprendiera del todo qué significaba.
Me pregunté quién era aquel hombre. ¿Qué tenía que ver conmigo? ¿Por qué estaba allí, por qué lo estaba ayudando? La sensación de responsabilidad que sentía en aquel instante era tan real que podía sentir el peso de sus pulmones ag