POV: Cecilia Hernández
El silencio dentro del auto me resultaba insoportable. Miraba fijamente por la ventana, siguiendo con la vista los árboles que se alzaban como sombras borrosas a nuestro paso. Me negaba a dirigirle una sola mirada a Liam. No después de lo que había hecho. No después de que casi me estrangula con sus propias manos como si yo no valiera nada.
El motor zumbaba, constante, mientras él permanecía a mi lado, tan tranquilo como si nada hubiera ocurrido. El contraste me hervía la sangre. Yo seguía sintiendo el ardor en mi garganta, y él… él simplemente se mantenía enfocado en la tablet que tenía entre sus manos, pasando documentos, revisando quién sabe qué.
Tragué saliva con dificultad y finalmente rompí el silencio:
—¿A dónde vamos? —pregunté sin apartar la vista del cristal.
No obtuve respuesta. Ni siquiera un gesto de molestia. Nada. Solo el leve movimiento de sus dedos sobre la pantalla, como si mi voz no existiera.
Fruncí el ceño y solté un suspiro frustrado. ¿Qué