POV: Cecilia Hernández
El calor me envolvía como una manta pesada. La respiración acompasada bajo mi oído, el latido firme de un pecho que no era el mío, me arrullaban con una sensación que, por unos segundos, confundí con seguridad. No fue hasta que una presión brusca me sacó de aquel sopor que la verdad me golpeó como un rayo.
Abrí los ojos y lo vi: Liam Azacel, despierto, mirándome con esos ojos negros como abismos, fríos, cargados de ira contenida. Un instante me quedé paralizada, incapaz de moverme, pero esa calma fue apenas el segundo previo a la tormenta.
—¿Qué demonios…? —gruñó, su voz áspera como hierro oxidado.
Antes de que pudiera explicarme o siquiera apartarme, su mano se cerró con brutalidad alrededor de mi cuello. El aire se me escapó de golpe. Me levantó como si no pesara nada, y en un movimiento salvaje me estrelló contra la mesa de la habitación. Sentí el golpe recorrerme la espalda como un trueno, mientras sus dedos se clavaban con furia en mi garganta.
—¡Maldita pr