POV : Tercera persona
El personal médico permanecía atento, observando cada movimiento de Aslin mientras ella se inclinaba para acomodar a Carttal, ayudándolo a respirar mejor, a sentirse seguro. Sus manos eran débiles, su cuerpo temblaba con cada respiración, y un estremecimiento recorrió a Aslin al pensar en todo lo que había pasado. No podía permitir que nada más lo lastimara, no después de todo lo que habían sufrido.
—Aslin… —la voz de Carttal era apenas un susurro—… ¿estás aquí?
—Siempre, Carttal —respondió ella, abrazándolo con cuidado, notando que su peso aún era frágil—. Nunca te dejaré solo.
El silencio de la habitación era denso, casi aplastante, pero también había algo más: la certeza de que, por fin, habían superado lo peor. Aslin rodeó su espalda con los brazos y Carttal apoyó la cabeza en su hombro. Su respiración se volvió más constante y sus manos temblorosas se aferraban a ella como si fuera su ancla en medio de un mar turbulento.
—Tenemos que salir de aquí —dijo él,