POV: Aslin Ventura
No lo pensé dos veces.
Antes de que abriera la boca para soltar su veneno disfrazado de cortesía, tiré el collar directamente contra su cara. El impacto fue seco. El dije dorado chocó con su mejilla y cayó al suelo haciendo un pequeño sonido metálico, pero el verdadero estruendo lo hizo mi voz, que cortó el aire como una cuchilla afilada.
—Esto es tuyo, ¿verdad, Cinthia?
Vi su expresión transformarse. Primero fue sorpresa, luego molestia… asco. Ese mismo gesto de siempre, como si yo fuera algo que se le pegó en el zapato. Y por primera vez en mucho tiempo, sentí una pizca de satisfacción al verla así. La máscara que siempre usaba tembló por un segundo, y me bastó.
—Creíste que iba a caer en tu jueguito —escupí, alzando la voz, sin importarme los ojos que ya empezaban a posarse sobre nosotras—. Planeaste todo esto. Eres una perra manipuladora, Cinthia.
Su rostro se tensó por completo, pero en lugar de explotar como yo esperaba, hizo lo que mejor sabía hacer: actuar.