POV: Carttal Azacel

Escucharla llorar al otro lado de la puerta me partía en dos.

Otra vez.

Otra vez Aslin estaba herida por culpa de esa mujer. Otra vez su voz se quebraba, otra vez su cuerpo se encogía en un rincón que nadie podía ver, tragándose la rabia y el dolor como si fuera su culpa. Pero esta vez… no. No iba a quedarme quieto.

Esa maldita mujer tenía que irse. Ya era suficiente. Había cruzado la línea muchas veces, pero hoy se atrevió a jugar con lo más sagrado para mí: la estabilidad emocional de Aslin. Su paz. Lo poco que habíamos logrado reconstruir.

Y si no hacía algo ahora, todo se vendría abajo. Otra vez.

Caminé por el pasillo con los puños apretados. Tenía la mandíbula tan tensa que sentía que los dientes iban a partirse de tanto apretarlos.

Iba a entrar al cuarto de Aslin, iba a abrazarla, a decirle que todo estaría bien, pero…

Me detuve.

No porque no quisiera consolarla. No porque no me importara.

Me detuve porque entendí que eso, en este momento, no bastaba.

Lo que