Mundo ficciónIniciar sesiónEl postre llegó en un desfile perfumado. Copas de crème brûlée con la costra crujiente, frutos rojos brillando como joyas y una tarta tibia de manzana que impregnó toda la sala con aroma a canela. Maria se movía con ligereza, rellenando copas, sirviendo café, acomodando servilletas como quien coreografía el confort. Aurora, con un bigotito de chantilly, intentó convencer a todos de que aún no tenía sueño, pero el bostezo obstinado que le robó las palabras delató la derrota inminente.
—Hora de cepillarse los dientes —decretó Antonella, dulce e irrefutable.
—¿Cinco minutos más, abuela? —suplicó Aurora, sosteniendo la cucharita como un cetro.
—Tres&hell







