Mundo ficciónIniciar sesiónLa primera ráfaga de sol atravesaba delicadamente la rendija de la cortina de encaje como un susurro dorado que danzaba sobre las sábanas arrugadas. La habitación aún conservaba el silencio sagrado de la madrugada recién partida, pero todo allí exhalaba vida. El perfume de la tierra mojada, que venía de la plantación detrás de la casa, se mezclaba con el aroma suave de lavanda impregnado en las almohadas y en la piel aún tibia de los cuerpos entrelazados. Afuera, el arroyo murmuraba su canción tranquila, como un viejo amigo que observaba la escena con reverencia, anunciando que aquella mañana no era como las demás: era el renacer de algo sagrado. Era el día en que el amor había despertado con ellos.
En el centro de aquella intimidad acogedora, Isabella dormía acurrucada contra el pe







