Mundo ficciónIniciar sesiónEl edificio tenía esa luz fría de mitad de mañana cuando Marcus empujó la puerta de su oficina con Melissa de la mano. No tenía niñera, Evelyn estaba en la playa, y él no había querido pedir otro favor. No quería deberle a nadie. No quería explicaciones. Prefería cargar con el caos él mismo, aunque una pequeña parte de él sabía que no era solo eso. Tener a Melissa cerca lo hacía sentir menos vacío. Menos hueco. Menos como un hombre que había roto algo irreparable y ahora caminaba sobre los pedazos.
Melissa llevaba un unicornio de peluche apretado en el brazo fracturado. Caminaba despacio, como si su energía se hubiera ido con Laila. Entró a la oficina sin saltitos, sin cantar, sin esa pequeña explosión de vida que siempre traía consigo. Se sent&oac







