Un cumpleaños inolvidable.
El sol brilla intensamente en el cielo de julio, y la casa de Winnie se llena de un aire de expectación.
Hoy es un día especial: el quinto cumpleaños de William. Winnie ha estado ocupada toda la mañana preparando los últimos detalles para la pequeña celebración. Ha inflado globos, horneado un pastel de chocolate y decorado el jardín con serpentinas coloridas. William, por su parte, corre de un lado a otro con una energía desbordante, aunque no entiende del todo qué hace que este día sea tan emocionante.
— ¿Ya puedo abrir mis regalos? — pregunta William, tirando del vestido de Winnie con una sonrisa traviesa.
— Aún no, cariño. Primero tienes que soplar las velas — responde ella, acomodándole el cabello. — ¿Dónde dejaste tu corona de cumpleaños?
El niño se encoge de hombros y sale corriendo de nuevo, dejando a Winnie riendo por su cuenta. Mientras tanto, Benjamín llega con una caja envuelta en papel brillante y una sonrisa que no puede ocultar.
— ¡Buenos días a la mejor mamá del mundo!