Han pasado diez años desde la boda de Winnie y Benjamín, un evento que, aunque había sido pequeño e íntimo, quedó grabado en la memoria de todos. Ahora, la familia se encuentra un poco más madura, los niños han crecido y las responsabilidades parecen haber aumentado, pero el amor sigue intacto.
Winnie se encontraba en la sala de su casa, rodeada de cajas y recuerdos antiguos. Mientras revisaba una caja de cartas que había guardado durante todos estos años, sus ojos se detuvieron en un paquete especial: un sobre amarillo, con la caligrafía de Jankel en la portada. Eran cartas que él había escrito a William a lo largo de los años, cartas llenas de amor y consejos, que nunca habían sido entregadas. Habían sido guardadas con la espectativa de un momento adecuado, y ahora parecía ser el momento perfecto.
Winnie las colocó todas en una caja de madera, y la llevó a la habitación de William. Cuando entró, él estaba en su escritorio, mirando fotos antiguas de la familia.
—¿Mamá? —pregunta Will