Por su parte, Sarah se quedó de niñera de William y Emma, junto a Manu.
—¿Viste la cara de Winnie cuando William intentó robarse un trozo del pastel antes de que lo cortaran? —rie Sarah mientras se mete bajo las sabanas en su bata de seda, cuando ya habían dormido a los pequeños en la habitación conectada.
—Creo que nadie olvidará este día, ni siquiera esos pequeños momentos caóticos —añadió Manu, mientras abre los brazos y ella se acomoda.
—Bueno, ahora me gustaría que disfrutamos este momento, antes de que los niños vayan a despertar.
—Estoy de acuerdo, pequeño huracán — le susurra Manu al oído.
En otro lado del resort.
—¿Listos para empezar el resto de nuestras vidas? —pregunta Winnie, tomando la mano de Benjamín, mientras llegaban a su habitación.
—Contigo, siempre estoy listo —responde él, inclinándose para besarla.
En ese momento, no había dudas ni miedos. Solo amor, risas y la certeza de que juntos podían enfrentar cualquier cosa. El día de la boda no solo había unido a dos alm