—Te engañó, tu padre está bien.
—Menos mal —Julia se relajó por completo, pero luego se preocupó un poco y, mirándolo, pensó un momento antes de decir—: ¿Y tú? ¿No estarás en peligro?
—Habrá cierto riesgo. Las luchas internas familiares tienen un costo enorme, sin importar quién gane o pierda.
Julia no esperaba que él le contara estas cosas. Se mordió el labio, sin saber cómo consolarlo, pero queriendo hacerlo. Tiró suavemente de su manga y dijo:
—Ten cuidado.
Ella tampoco quería que le pasara nada malo.
Andrés notó que ella tiraba de su ropa y sintió una calidez en su corazón. Sonrió y preguntó:
—¿Te preocupas por mí?
Ella no respondió, como si no quisiera admitirlo. Pero Andrés sabía que sí se preocupaba por él, así que le tomó la mano. Julia se sobresaltó y lo miró.
—En realidad, las guerras comerciales son muy peligrosas —dijo Andrés mirándola con seriedad—. Cuando alguien pierde, puede volverse desesperado y hasta matar.
Le reveló esto a propósito, exagerando la gravedad. Julia lo