CAPÍTULO 11
La Tentación y la bola de pelos
El ático de la casa de mis padres era una cápsula del tiempo. Un museo dedicado a la adolescencia de Susi y la mía. Era el lugar menos glamuroso del planeta, y mi madre la transformó en la suite nupcial no oficial para Jack y para mí.
— Creo que lo único que no puso dentro fue el árbol de Navidad. Y estoy segura que lo intentó.
—Bueno —dije resignada, dejando caer dos almohadas con fundas de ositos navideños en el centro de la cama.
— No es la suite presidencial del Four Seasons, pero tiene encanto rústico — Bienvenidos a mi palacio, Agente Nikos.
Lo dije después de quitarme los zapatos que me estaban matando.
Jack, se quedó de pie mirándome, parecía un pingüino en el desierto del Sahara.
Uno muy guapo por cierto.
Se había quitado el saco y la corbata, su camisa blanca impecable y sus pantalones de traje a medida gritaban: “Me siento cómodo